fui a la finca a pasar el fin de semana. Mi tío Luis vino a visitarme y me regaló un excelente vino francés. Él es muy buen cocinero, así que cuando estábamos hablando de la carne de res, le pregunté: “Oye, tú que eres experto en el buen comer, cómo ablando la carne que compré porque resultó un poco dura”. Me contestó amablemente: “No te preocupes, este asunto déjaselo a tu tío”. Y comentó algo que me hizo reír: “El cocinar, mi querido sobrino, es todo un arte, siempre y cuando no se harte uno de guisar”. La comida que él preparó con gran entusiamo, estaba deliciosa. La carne suave y jugosa. La ensalada de diferentes tipo de lechuga quedó muy rica con el aderezo que él hizo. Tan célebre que es, me iba diciendo cada uno de los ingredientes que iba a utilizar: “Primero pico media cebolla bien finita, luego un ajito, los pongo en este frasco, agrego un poco de aceite de oliva, vinagre balsámico, lo ajito bien y ¡listo!”. Después de la comida, disfrutamos de varias tazas de café y conversamos sobre la situación económica del país, de cómo habían bajado las tasas de interés. Mi tío es todo un personaje, lo quiero y respeto muchísimo. No en balde es mi tío favorito
Autor: González Roque Jafet
Faltó en la redacción el uso de palabras homófonas y homografas
ResponderEliminarEstan en todo el cuento
ResponderEliminarquiere que las palabras las ponga con rojo?
En el caso de "ajito bien" el término agito debe ser con "g".
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